miércoles, 25 de abril de 2018

Modelos educativos

Tras leer a Javier Tamarit y Luis Arbea en sus reflexiones acerca de cómo ha de ser la escuela, me surgen varias cuestiones.

En este artículo, que data de 1999, se puede ver claramente la evolución de conceptos como "Retraso" (hoy prácticamente en desuso en los entornos sensibilizados, al menos). Actualmente se ha propuesto el término "diversidad funcional" ya que así se pone el énfasis en que hay distintas formas de manejarse, de funcionar. Ya no se trata de una norma para compararse y colocarse por debajo.

Si quieres profundizar sobre la evolución de los conceptos, te invito a seguir leyendo aquí

No obstante, además de la reflexión acerca del término, digamos, actualizado, podemos encontrar múltiples ideas en estos autores. Rescato el principio de normalización revisado. Actualmente hablamos de inclusión, más que de integración. Bajo mi perspectiva, ambos conceptos confluyen en un mismo fin: no es sólo la persona la que ha de incluirse en la sociedad, sino también el mundo ha de ser flexible y acoger la grandísima diversidad que habita en él. No se trata de adaptar materiales, o no únicamente, sino de plantear propuestas acordes con distintas maneras de afrontarla, de hacerla suya. La metodología ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos) es un claro exponente en este sentido. Cuando el alumnado es realmente el artífice de su aprendizaje, cada quien puede profundizar en mayor o menor medida sobre sus inquietudes, con más o menos ayuda y desde diversas perspectivas.

Supone una metodología inclusiva per se.

Os pongo un ejemplo: si vamos a investigar sobre las aves, porque así lo hemos consensuado, habrá quien averigüe que tienen pico y alas, y habrá quien investigue sobre su hábitat, sus depredadores, su forma de reproducción...Cada quien profundizará en función no sólo de sus capacidades, sino también de sus intereses...

Para más información sobre ABP os invito a conocer a Isabel Vizcaíno, sin duda una maestra que es referente en esta apasionante metodología. Igualmente, os invito a investigar sobre el CEIP Manuel Núñez de Arenas, donde se utilizan metodologías innovadoras como el ABP y otras muchas; una escuela pública donde se apuesta por una atención a la diversidad real, desde la raíz y aplicada a cada propuesta.

Siguiendo con el análisis de Tamarit y Arbea, coincido plenamente en su planteamiento de abordar la educación como un proceso esencialmente emocional. Es fundamental traer al primer plano la educación emocional. Y no sólo con el alumnado con TEA. No es casualidad que, de unos años a esta parte, la literatura infantil esté batiendo récords de venta con libros como "el emocionario" o "el monstruo de colores". Esto nos está diciendo algo. Nos señala la importancia de abordar las emociones, de darles lugar y, sobre todo, abre el campo del acompañamiento en los procesos emocionales de las criaturas.
En el trabajo con el alumnado con TEA, hay que hilar un poco más fino. Es importante ayudar a identificar cuáles son las emociones en primera persona. Y luego irnos al otro/a, y trabajando la teoría de la mente, enseñar a entender qué le pasa a quien tengo delante.

En la página de arasaac hay muchísimo material de muy buena calidad para poder trabajar las emociones y otros múltiples aspectos.
Podemos encontrar, a modo de ejemplo, láminas de este tipo:





Me parece interesante reflexionar, en otro orden de cosas, sobre la importancia del reestablecimiento del equilibrio de lo que Tamarit y Arbea nombran como "patrón básico de interacción" (el concepto es de Tamarit y Gortázar). Me refiero a la importancia de la revisión de nuestras prácticas, que tradicionalmente se han reducido a la "intervención directiva y de iniciación de la interacción por parte del adulto" obstaculizando, por tanto, las oportunidades de autodeterminación de la persona con TEA. Hay que buscar el punto óptimo. El equilibrio. Pero nunca "ayudar de más". En este sentido, es interesante el siguiente artículo de autismo diario sobre la "maestra sombra". Personalmente es algo importante para mí revisar continuamente cómo es la relación y qué patrones estamos manteniendo con nuestro alumnado con TEA.

Si puede subir solo/a la escalera, no le demos la mano...
Si puede colgar su abrigo, no se lo colguemos...

Y demos tiempo...A veces simplemente necesitan un poco más de tiempo para empezar una interacción. No invadamos su espacio y su tiempo.

Se trata de respeto...Ni más ni menos...

Siguiendo con Tamarit, esta vez en un artículo en solitario sobre modelos educativos para una vida de calidad, es importante tener en cuenta que la discapacidad (o la diversidad funcional si actualizamos el término) o mejor dicho, el modo en el que la sociedad entiende dicha diversidad, es una construcción cultural. Afortunadamente, podemos dar por superada la visión aristotélica en la que prima el raciocinio como vara de medir el valor humano. Esta visión, quizá soy demasiado optimista, está siendo superada gracias a las corrientes centradas en la persona. Las metodologías que aglutinan esta perspectiva, amparadas bajo la denominación de Planificación Centrada en la Persona, señalan a la persona y sus deseos, intereses, inquietudes, como eje fundamental de las actuaciones. Se trata de, por fin, dar VOZ, escuchar, partir, realmente, de la persona. Siempre, obviamente, velando por su pleno desarrollo. La educación, por tanto, es central en esta visión, ya que es la llave que abre la puerta a la autodeterminación y autogestión de la propia vida. La persona, por tanto, es la promotora de la mejora permanente en su calidad de vida, apoyada, acompañada, sí. Pero protagonista...


Estas son las reflexiones del día...

¡Nos vemos en la escuela!




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