lunes, 9 de abril de 2018

Analizando la realidad en el aula

Hoy vamos a hablar de la importancia de pararse y observar lo que pasa en el aula.

En ocasiones cuesta trabajo mantenerse en las "formas correctas", sobre todo cuando hablamos de nuestro mundo neurotípico.

Ocurre que la autogestión de las emociones y de las conductas (o de aquello que se hace visible como una punta de iceberg) se pone difícil cuando el entorno no es del todo como queremos. O cuando no apetece hacer algo...

En el aula de las Estrellas esto es un reto a trabajar.

Nos hemos encontrado respuestas de diferente tipo ante distintos estímulos. Conductas disruptivas, que las llama la literatura especializada. Y ante esto, es necesario pararse y pensar.

¿Qué ha pasado?
¿Cómo podemos acompañar para reducir el sufrimiento y velar por el bienestar del niño o la niña?
¿Qué ha motivado esta conducta?
¿Cómo enseñar a gestionar estas emociones y mejorar el bienestar de la persona?

En el aula lo hemos abordado contando con el alumno/a y su familia. Y haciendo partícipes a los compañeros y compañeras.

Los antecedentes de la conducta o los episodios que nos llevaron a establecer este rincón están relacionados con la pérdida de control en diferentes momentos del día. Relacionados, tras el análisis de los mismos, con la negación (obtener un NO por respuesta). La topografía de la conducta abarca desde tirarse al suelo, gritar, hasta lanzar objetos.
La función de la conducta es mostrar la emoción de enfado ante dicha negación y no llevar a cabo la propuesta correspondiente (por ejemplo trabajar en mesa).
Las consecuencias de estas conductas han sido variadas en función del origen: retirada de atención, no poder seguir participando en la actividad grupal, hacer el trabajo de mesa propuesto. Antes de llevar a cabo una consecuencia hemos trabajado la vuelta a la calma para poder dialogar y entender qué ha pasado (por parte del alumno/a y por parte del resto de las Estrellas, en la medida de sus posibilidades).


Para trabajar con esta nueva realidad que se nos planteaba en el aula, establecimos un espacio aparte para acudir y poder volver a la calma.

En este espacio, al que se acude siempre de forma acompañada (el objetivo no es apartar al alumno/a sino acompañar en un lugar tranquilo), existen claves visuales que sirven para guiar el camino hacia la tranquilidad.


En esta secuencia podemos elegir entre tres estados que son los más habituales ante una pérdida de control emocional: nerviosismo, tristeza y enfado. Se trata de realizar los siguientes pasos, de forma guiada, para entender qué ha pasado y también recuperar un estado de cierto bienestar.

Hemos acudido a este rincón en múltiples ocasiones y con diferentes alumnos y alumnas. Nos ha funcionado ya que hemos acompañado la realización de los pasos con un tono de voz calmado, un contacto físico (si había disposición para ello) suave (coger de las manos, abrazar...) y un modelado para ir haciendo el recorrido desde una perspectiva positiva y guiando hacia el éxito (aprendizaje sin error).

Con el tiempo, hemos añadido, en este rincón, más ideas para diversificar los canales mediante los cuales llegar a encontrar la calma. Somos diferentes y también nuestras necesidades lo son, por lo tanto, por qué no tener múltiples propuestas para que, cada persona y dependiendo del momento escoja su camino. Así también fomentamos la autonomía.


Aquí tenemos ideas para elegir...

Este mismo panel habita la pared de la casa de una de nuestras estrellas. Y es que no hay nada mejor que el trabajo conjunto con las familias. En este caso, lo mostramos a una de nuestras familias y le pareció genial poder llevarlo a cabo también en casa. Y así lo hemos hecho.


Seguiremos profundizando en esto...

¡Nos vemos en la escuela!



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